Muchas veces nos topamos ante ideas que nos atrapan y nos envuelven en un mundo creativo el cual querríamos desarrollar, nos damos cuenta, entonces, que en ocasiones rechazamos este ámbito, olvidándonos de quienes somos y cuales son nuestros valores, centrados en lo objetivo y profesional. ¿Qué pasaría si exploramos más allá de lo que conocemos? La Escuela Literaria te ayuda a hacer una introspección de ti mismo, saca de ti una de las mejores cualidades del ser humano, la expresión. Desahogarnos a través de la creatividad, dándole un sentido a las palabras y sacando de ti todo aquello que siempre has querido contar.
Actualmente la tecnología está presente en nuestro día a día, nos acompaña en cada paso que damos así que no es de extrañar que también esté presente en la educación. La Escuela cuenta con un gran equipo para facilitar siempre el aprendizaje de sus alumnos, desde la presencialidad hasta la modalidad online. Pone por delante la comodidad de sus alumnos es por ello que cada uno tendrá su corrección personalizada, cada historia merece una atención distinta por lo que siempre se cuenta con la particularidad de cada relato, manteniendo en todo momento el estilo que caracteriza al alumno, además de pulir y detallar nuevas técnicas que sacan lo mejor de todos los textos.
Lo importante es conservar la ilusión de crear, motivar la necesidad de expresar todo aquello que pensamos, hablando siempre desde la experiencia y lo que nos mueve por dentro. La educación creativa es necesaria para desarrollar la autorrealización, escapa de la dialéctica tradicional basada en el medio y el resultado. Enseñar a través de lo creativo es un método capaz de afrontar todos los procesos necesarios a la hora de adquirir nuevos conocimientos. Aprender a escribir es también una forma de expresión, potenciar nuestra escritura y sobre todo nuestra imaginación, sirve para poder dar voz a la experiencia, a lo que se quiere contar. Una escuela llevada por mujeres que te enseñan a saber escribir, pero sobre todo a saber pensar.
Impresiones de María Aswani, becaria Filología ULL.
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