por Antonia Molinero | Feb 1, 2016 | Alumnos, Los alumnos escriben
Texto de Joaquín Tena, actual alumno del Curso Escritura de Memorias.
Sociedad, ciencia y conciencia
Ya quedan pocos españoles por el suelo patrio que se acuerden del Plan de Estabilización de Ullastres. Consistía en algo parecido a los recortes de hoy día. La historia da vueltas y acaecen las mismas cosas en tiempos distintos. Con un golpe de timón político todo cambia. Se hizo famoso el discurso del ministro porque para acercarse al pueblo se despojó de la jerga economicista y dijo aquello de que si no se podía comer merluza habría que comer chicharros. Lo de la merluza debió de ser un desliz del ministro, porque lo que se veía en las puertas de las tiendas de comestibles de la época eran unas cajas redondas de madera con arenques secos. En las ventas se vendían alpargatas y latas de mejillones y el pan se cocía en hornos de leña y lo vendía el panadero; la leche la traían las lecheras y de vez en cuando una mujer bajaba del campo con quesos de cabra, liebres o perdices. Los pantalones los confeccionaba la pantalonera, y a la camisa del hermano mayor le daban la vuelta al cuello y la heredaba el pequeño.
En primaria íbamos a la escuela con una enciclopedia que hoy echan de menos los comentaristas de la COPE, y en bachiller se heredaban los libros.
Los belenes no tenían lucecitas; si acaso, una bombilla detrás del palacio de Herodes, y cuando murió Kennedy lo vimos en blanco y negro…qué digo, y Franco, ¿se acuerdan ustedes? :españoles Franco ha muerto… todo gris, muy gris y muchos grises.
De repente todo empezó a moverse. Yo creo que el rock and roll tuvo la culpa de la primera ola de avances tecnológicos; bueno el rock and roll y la penicilina y el petróleo y el plástico y la televisión y el turismo. En España teníamos la conciencia de que fuera, es decir en Francia y alrededores, todo era mucho mejor que aquí dentro; aunque a la vez se decía que como en España no se vivía en ningún sitio. Es que este es el país del oxímoron por excelencia.
En la España marítima y playera la vida cambió a caballo de las caderas y los bikinis de las turistas: si había nórdicas en la playa había desarrollo, si no, a la era con las caballerías.
Un día cogí El País, cuando aun me creía lo que publicaban, y leí: Al Gore en una alocución ante los medios hizo saber que se iba a impulsar la red de redes para uso publico: “el contenido de la Biblia”, añadió, “podrá pasar íntegro a través del Atlántico en cuestión de minutos”.
Comenzamos a saltar desde los teléfonos móviles que parecían un maletín de auxiliar técnico sanitario hasta el diseño mínimal del iphone 6, las impresoras por wifi, los coches sin conductor, los robots, los cajeros, las cajeras, el arroba punto com o los implantes dentales y las muñecas hinchables.
Pero ningún invento comparable al euro, de metal o de papel, nos lleva de la ceca a la meca, y gracias a él más de media España no llega a fin de mes.
Este mundo se ha dado la vuelta a si mismo, y lo que hasta ahora se consideraba “las ciencias adelantan que es una barbaridad”, se ha convertido en un ERE múltiple que echa a la gente a la calle porque la robótica hace lo que hasta fechas recientes hacíamos con las manos y la cabeza. Hasta la Thermomix le ha dado un codazo a mi asistenta.
No me parece mal que la tecnología avance, no me parece mal pensar que dentro de dos décadas los robots nos hagan todo. No, no me parece mal el ocio ni el negocio. Pero como la robótica produce bienes; no pobreza, pienso que esa riqueza se reparta, se reparta el trabajo y sus beneficios.
¡Yes we can!
por Antonia Molinero | Ene 27, 2016 | Alumnos, Los alumnos escriben
Texto de Ana Correa, actual alumna del curso Técnicas de la Imaginación 2016
SOY JOVEN, POR ESO PUEDO, POR ESO MUERO
Y digo yo, si puedo morir joven ¿por qué morir de mayor?, sencillo, cuando una muere joven todavía está de buen ver y en el momento del sepelio, los que te quieren y los que no, te pueden mirar y disfrutar de tú semblante, en mi caso, de mi refinada belleza y mi tez de porcelana. Además de esto, me ahorro pagar “la muerte” durante años, ¡qué necesidad!
Yo creo que lo inteligente es no vivir mucho tiempo, así la seguridad social se ahorra tener que pagarte la pensión de jubilación, no harían falta los viajes del IMSERSO para toda esa multitud de remiendos humanos y el país no tendría tanto gasto. Nos evitaríamos un montón de residencias para viejos con achaques insufribles y de paso tanto personal desquiciado. Bajaría la tasa de paro y la necesidad de prestaciones por desempleo. Seguro que saldríamos de la crisis.
No quiero llegar a vieja con dolores en las piernas, con la cara arrugada como una ciruela pasa, con manías y malestares propios de la edad, ¡que necesidad de dar la vara a mi familia!, me tienen que lavar el culo y el chumino, ponerme pañales, ayudarme a bajar las escaleras, llevarme a los médicos, comprarme un zonotone, repetirme las cosas más de tres veces… Cuando eres mayor no sirves para ti ni para los demás, no quiero convertirme en un estorbo humano.
Así que ahora que soy joven al hoyo y el que quiera estar vivo al bollo. Me voy para el otro barrio, ya veré lo que me encuentro por allí, quizás sea más interesante que lo que hay por aquí. Seguro que me entero de lo que fui en otras vidas, acaso una dama de la alta sociedad francesa, un científico ilustre, una artista de revista, o una reina egipcia ¿quién sabe?
Por eso estoy de acuerdo con que se invente un servicio sanitario donde la gente joven podamos acudir y pedir morir. Yo sería la primera de la fila. Voy redactar una petición “Vía Change” para solicitar firmas y presentar la siguiente propuesta al gobierno: “Los jóvenes de este país tenemos derecho a una muerte digna, es responsabilidad del Gobierno de España crear un servicio gratuito que lo facilite, ejerzamos nuestro derecho a no llegar a viejos”, si estás de acuerdo firma esta petición.
Gracias, tú firma ha hecho justicia…, lo hemos conseguido.
Ana María Correa García
por Antonia Molinero | Jul 27, 2015 | Alumnos, Los alumnos escriben
Texto de Isabel Casanova, alumna de nuestro Aula Virtual, un espacio para alumnos con poco tiempo.
http://escuelaliteraria.com/cursos-aula-virtual/
Y NO HACÍA NADA MÁS QUE EMPEZAR…
Y recuerden, este es el último año, y recuerden esta es la última oportunidad, recuerden este año es la selectividad. Estas palabras me perseguían, querían atraparme, querían engullirme. El final, se acaba, conseguían que tuviera en mi mente un reloj de arena al que habían dado la vuelta. Y ese sonido, suave de la fina arena cayendo y deslizándose de manera sutil como si quisiera que yo no me diera cuenta, pero estaba ahí. En cada paso, en cada sentencia de aquellos que creían que tenían la competencia del juicio final. Y seguía cayendo sigilosa, su sonido a la par que suave me resultaba atronador, me atenazaba. El tiempo, justiciero nos pondría en nuestro lugar. Sentencias hechas con la voz de la experiencia, de aquellos que se creían con la potestad de saber quiénes merecían tener un mejor o peor destino. Mi alma de joven asustadiza, a la que un reloj de arena con su sonido cada vez más intenso, cada vez dándome avisos, de que el tiempo se acaba, ya no hay más, este es el final. Y la arena se desliza y cae rápida y la escucho con menos sigilo, como si me hablara. Llegó mi hora, estoy preparada, tras unos largos días de angustiosos exámenes, donde ya nos avisaron que era nuestro final, donde nos hacían creer que no había nada más después de esto…
Han pasado los años, el reloj de arena se ha puesto en marcha cientos de veces, me ha atemorizado otras tantas, y supe que esto no hacía nada más que empezar. Tras dos intentos universitarios fallidos, por intentar llegar a un sueño por el camino que parecía más corto, porque mientras me decían que llegaba el final, que el tiempo se acaba, nadie me dijo que me estaba equivocando. Y esto no hacía nada más que empezar, porque surqué mares que jamás pensé que surcaría y me llevaron a barcos de los que jamás pensé que formaría parte de su tripulación y aprendí. Y me caí, y me levanté y me volví a caer y me volveré a levantar. Y el sonido del reloj de arena sigue conmigo, para que recuerde siempre que: Y no hacía nada más que empezar.
por Antonia Molinero | Jul 16, 2015 | Jugo Literario
El Taller de Técnicas de la Imaginación, a mi entender, es uno de los cursos más importantes de la Escuela. El Curso de Creación Literaria sirve para posicionarse en la literatura, saber si uno tiene o no talento literario y una mirada artística que emocione al otro. Es imprescindible poseer un 50% de humildad para escribir y contar con que el ego se resquebraja sino hay talento.
No todo el mundo es capaz de diseñar con palabras un mundo, revelar sentimientos íntimos a través de la palabra, para poder aliviar un dolor o comprender por qué estamos siempre buscando el sentido de la vida en general y de la nuestra en particular.
Y por si fuera poco, afrontar que hay que dejar de lado, a veces, a la familia y a los amigos, que hay que despiojarse del trabajo, si es que nos escuece y encarar con soltura eso de parecer que uno está por encima del bien y del mal cuando es un intelectual. Ahí está el otro 50% de la arrogancia que se necesita para ser escritor.
La tarea actual del escritor es encontrar ideas nuevas, originales y sacar, de una vez por todas, el pajarraco que somos del cascarón y así, ya desposeídos de la caja de serie, es donde El Taller de Técnicas de la Imaginación desbloquea la genialidad, rescata al niño dormido con falsas enseñanzas, purifica tu esencia, saca adelante tu yoidad y manda a tomar por saco las ideas preconcebidas.
Pasar por la Escuela Literaria supone revivir al ser loco y maravilloso que eres para encontrar tu propia voz. Es curioso pensar que manejamos las voces de otros, pero así es.
Intenten hablar con su propia voz, la suya, con esa que se hablan a solas o con sus mejores amigos, y verán qué distinta es de la que sacan a paseo. Autenticidad, se llama y si un escritor está desposeído de esta herramienta de trabajo, ya se puede mandar a mudar a dónde le venga en gana, si tiene personalidad, o a dónde le manden, si está por dejarse ganar.
La mediocridad es una pandemia que se está comiendo los sesos de la gente, que por otro lado, bastante tiene con disimular sus limitaciones y buscar un lugar en el mundo.
El escritor novel ha de saber que el asunto no es tan drástico como elegir entre la escritura o la vida porque uno tiene hijos, amigos y amores que necesitan cierto roce, pero la cosa no anda lejos de eso.
Si no hay compromiso severo con el hecho de escribir, perseverancia para no decaer e ilusión como para levantarse cada día, no hay nada que hacer.
No está de más recordar que el escritor tiene la palabra en todas las épocas, pero en estas tan descolocadas, tiene el deber moral de incitar, de alzarse desde la palabra y dar una versión del mundo que haga soñar con otro mejor o peor, con uno que explique de qué va esto e ilumine zonas de oscuridad o quizás ensombrezca las que los focos resaltan.
Que hay que tomarse la literatura muy en serio o sino sigan con sus vidas: las festivas, las dolorosas, las recortadas, las cobardes, las frívolas, las maravillosas… pero si escriben, déjense de excusas y al tajo, que esto de escribir no es coser y cantar. Y no se trata de publicar cualquier cosa, se trata de publicar textos con sentido, dignidad literaria, que nos saquen de la mediocridad literaria ya mismo.
La Escuela enseña a escribir desde un código de calidad y responsabilidad con lo literario. No es un saloncito de té, #notodovale y eso es duro de asumir, pero aquí se viene a aprender a escribir con fundamento y no se aprende en un fin de semana, ni se arregla con una tarde de cuentos. Hay que trabajar, aprender de los que saben de esto: críticos #especieenextincion profesores de creación literaria con vocación y bajo la batuta de un método contrastado como es el de la Escuela Literaria que el próximo año comienza su 12º año lectivo.
El Taller de Técnicas de la Imaginación es uno de los Talleres más experimentales que conozco y probablemente el que más estimula a la escritura, una vez se haya consolidado la base de la escritura porque trabajamos con la percepción del alumno sin pautar en exceso.
Este año admitimos alumnos de otros años lectivos que precisen de una puesta a punto literaria, de consolidación de conceptos creativos o a escritores que necesiten desbloquear su percepción artística o bien personas que tengan una cierta trayectoria literaria.
Nuestras plazas son limitadas a 10 alumnos y por tanto, es esencial realizar una entrevista y presentar un breve curriculum literario.
El Taller de Técnicas de la Imaginación (antes conocido como Liberación de Recursos Expresivos) es un taller en el que cuento cada año con una decena de alumnos, unas veces más y otras menos, pero siempre con una selección natural de alumnos. Son personas que tienen la intención de seguir su formación literaria tras pasar por el curso de Creación Literaria y que tras trabajar durante un año lectivo, se ponen frente a un espejo literario. Ahí ya saben si quieren seguir con su formación o volar solos.
Mi experiencia, por si le sirve a alguien, es que tras una formación básica hay que aprender a desaprender para encontrar una voz propia, pero ya desde una perspectiva menos formalizada y más lúdica y creativa con el fin de pulir su estilo.
El objetivo de este Taller es preparar un proyecto literario de manera que no precisen de más prescriptores, sino que ellos mismos sepan corregirse y avanzar. No creo que sea imprescindible que tras este curso sea necesario que nadie les tenga que revisar novelas, tan solo dársela a leer a un compañero buen lector, que por apego y amistad les haga el favor.
El escritor ha de poseer una formación que le permita hacerlo solo tras su formación.
Otra cosa es que uno no disponga de ese tiempo formativo y precise de un coaching de Novelas. Para este caso, la Escuela dispone de un servicio de lectura y seguimiento en el Coaching de Novela con un precio de matrícula razonable y un seguimiento personalizado.
Gracias por su confianza en la Escuela Literaria.
Antonia Molinero. Directora.
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