Desde que nació el e-reader o lector digital se ha creado un debate en torno a este nuevo dispositivo pensado para lectores. Por un lado, hay quien clama que nunca lo utilizará, ya que “no es lo mismo que leer un libro en papel”. Sin embargo, cada día hay más gente que le da una oportunidad a estos aparatos y descubre su enorme utilidad.
Un e-reader presenta diferentes ventajas que lo convierten en un dispositivo muy interesante para los amantes de la lectura. En primer lugar, es más ligero que un libro en papel normal. Ahora no tienes por qué cargar una novela de más de mil páginas en el bolso, con el e-reader apenas te darás cuenta. Y si te aburres y deseas empezar una nueva lectura, el e-reader te permite almacenar más de mil libros que podrás llevarte adonde quieras. Además, los libros en formato digital suelen ser más asequibles, lo que nos permite ahorrar, y, según la plataforma de compra que uses, cada día puedes encontrar ofertas muy interesantes. Asimismo, tener acceso a libros en otros idiomas es más sencillo, ya que están disponibles a un simple clic.
Por supuesto, el lector digital también tiene sus defectos. Tener que cargar la batería cada cierto tiempo puede desanimar a algunos, pero una generación que convive con smartphones no debe de ver esto como una gran desventaja. Quizás el mayor hándicap de los e-readers para un lector es no poder enterrar la nariz en las páginas y aspirar ese olor característico de las hojas impresas o carecer de la libertad necesaria para ir de una página a otra sin tener que moverse por una pantalla. Acariciar los lomos de las novelas o abrazarlas (todos lo hemos hecho alguna vez, no lo neguéis ahora) tampoco es posible, pero siempre podemos adquirir una copia en físico de aquellas historias que realmente se merecen un puesto honorífico en nuestras estanterías.
Tener un e-reader no implica renunciar del todo a los libros en papel. Ambos son compatibles, ya que puedes leer varios libros a la vez y tener uno sólo en la mesilla de noche. Por no hablar del espacio que ocupan en la estantería, meter todos nuestras novelas en un espacio reducido se ha convertido en un auténtico reto digno de reconocimiento. Que tire la primera piedra quien no ha tenido que reacomodar sus estanterías cuando ha adquirido un nuevo ejemplar que, seguramente, no debería haber comprado, puesto que la lista de pendientes de un lector es interminable y no hay mejor testigo de ello que los abarrotados estantes.
Está claro que cada persona tiene sus gustos y preferencias. No obstante, ¿por qué elegir entre el papel y lo digital cuando puedes utilizar ambos?
Firmado: Fayna Torres, alumna de Periodismo de la ULL en prácticas en la Escuela Literaria.
Comentarios recientes