UN SUBJUNTIVO MUERTO EN ORSAY de Ana Marante

LA TORRE DEL RELOJ de Celia Pérez

Su mente viajó a través del tiempo y recordó una vez más aquel momento en el que todo era un simple e inocente juego de niños. Cerró los ojos y pareció volver a escuchar el viento gritar «Corre» y los árboles guiándola hacia el mejor escondite. Los volvió a abrir y se acercó al reloj, donde observó una vez más aquella preciosa ciudad que había perdido su belleza en algún momento para ella.

Rememoró aquella emoción que había sentido en aquel momento. «Voy a ganar. No me va a encontrar»—había pensado—«Este es el mejor escondite».

Pero lo que nunca imaginó es que así pudiera ser, que se quedaría en aquella vieja torre del reloj, con la única compañía de los números romanos en hierro que no la darían nunca por muerta y no se irían de regreso a casa.

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