CUALQUIERA de Guillén Berástegui de Armas
Sus puños chocaron incesantemente contra mi cara. La sangre empezó a brotar de mi nariz, mis sienes y mis labios. Dejé de protegerme, ahí acaba todo. Rendido, mi agresor se distanció de mi magullado cuerpo, buscando una piedra en ese oscuro callejón para terminar la faena.
Él no la encontró, pero yo sí. Cuando descubrí que la suerte me sonreía, aproveché la oportunidad. Lentamente cogí la piedra que estaba cerca de mí y en un segundo me levanté, y en medio segundo asesté un golpe crítico en su cabeza antes de que él pudiera hacer nada. Ya en el suelo, hice lo que me hizo, pero él no se recuperó. En sus últimos instantes me dijo que sabía que pasaría esto, que lo vio venir y que solo quería evitarlo, solo nos engañaba.
Exhaló su último aliento y le cerré los ojos, en ese instante sus párpados y sus dedos se pusieron al rojo vivo. Vi como un haz de luz surcaba lentamente mis venas y cómo llegaba a mi corazón dolorosamente y después a mi cerebro. Muero…o eso creo.
Me deslizo por una rampa en una especie de membrana naranja y el aire corta mi cara por la velocidad. Traspaso varios metros y caigo a una oficina enorme. En el cristal que está frente a mi se oye la voz de un aburrido empleado que me explica que estoy en DESTINO, una especie de empresa secreta que computa el futuro de las personas a través de secuencias de actos y de contactos. Por mis cualidades he sido reclutado y dentro de las normas de legalidad y privacidad de la empresa soy óptimo para ser secuestrado y elegir el destino de cincuenta personas. Tras esto, podría volver a mi cuerpo con una casa nueva, dinero en cuentas y demás cosas para solucionarme la vida. Acepté desconcertado y en la pantalla veo escrito: “Usuario 0127 ha mirado el destino de su propia persona como recompensa extra por usar a cincuenta personas”. Busco el mío por curiosidad en el teclado y observo que está bloqueado. Faltan cincuenta personas, -salta una voz-. Nunca debí aceptar… Hoy he terminado, hoy escribo esto desquiciado porque no seré el último usuario, hoy descubriría mi destino y escribo esto a toda prisa porque no lo quiero conocer. Sabedlo novatos, mi antecesor fue asesinado por mi, porque se desesperó. Sólo nos usan. En 30 segundos estaré cayendo de nuevo, a saber dónde. Sabed que no sé si esto es una ilusión, pero sé que mi destino es cualquiera, puede ser cualquiera.
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