BORRADORES DEL AMOR de Marta Ramos

BORRADORES DEL AMOR de Marta Ramos Gómez

Caminé. Caminé sola un martes lluvioso a las cinco de la tarde por La Laguna. No quería compañía, no tenía ningún destino, simplemente caminé. Llevé un lápiz y papel y a cada rato me ponía a escribir algo, pero seguía caminando, no sabía qué quería, no tenía ganas de nada, ni siquiera buscaba algo en concreto, pero no llevaba un buen día. Solo quería olvidar, olvidar aquel nombre, ese que me hacía daño constantemente, ese que hoy, una vez más, había vuelto a salir del pasado. Seguí sin rumbo, y ya eran las siete, se me había pasado la hora de las clases de saxofón, pero daba igual. Todo daba igual. Al girar una esquina, por la cual paso todos los días acelerada para ir al instituto, me paré. Me paré y observé como nunca lo había hecho antes todo lo que había en aquella calle. Entonces la vi, aquella papelera rodeada de flores al lado de la cual, en un banco, había pasado mil horas contigo, cuando te quería, o más bien, cuando me querías, porque yo aún sigo haciéndolo. A lo largo de los años que pasé contigo, esa calle cambió mucho, y también la papelera y las flores que tenía alrededor. Cuando empecé contigo la papelera no tenía nada escrito, tampoco tenía flores. Unos meses más tarde, alguien había escrito en ella un nombre, que curiosamente coincidía con el tuyo, Bruno. Un tiempo más adelante, las flores empezaron a crecer, pero nuestro amor, o más bien el tuyo, cada vez se apagaba más. Un tiempo después lo hiciste, me engañaste. Yo no lo pude soportar, y a pesar de lo mucho que te amaba, y te amo, lo dejé contigo, me alejé de ti, pero solo físicamente, porque de mi mente aún no te has ido. Hoy me paré una vez más en esa calle, pero tú ya no estabas, y las flores, las flores estaban mucho más grandes; habían invadido a la papelera, y parecía que me miraban diciendo: hiciste bien, todo florecerá y su nombre se borrará de esta papelera, haciéndolo a su vez de tu corazón.

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